Hacía varios años que no le hablaba pero ese día por catarsis lo saludé.
Evitando hacer lo que siempre hago, me limité a darle mi amistad,
pero solo fue cuestión de tiempo, de días, semanas, meses...
me dejó ver en su más íntimo deseo, su más grande misterio y ganó mi corazón.
Me compartió su gran secreto, sus miedos y la canción mas linda para mí, con todo y dedicación. :)
Sus ojos rasgados me hicieron desprender suspiros y su dulzura llegó a mí como el antídoto perfecto.
El que necesitaba.
Sin querer, yo le di mi consuelo, consejos y mis traumas. El me escuchó, me consoló y fue perfecto.
Solo eso necesitaba en ese momento, la seguridad de que todo estaría bien y solo debía confiar en Dios.
Hoy lo recuerdo con mucho cariño, con deseo de volver a verlo de lejitos aunque sea, y reir juntos como lo planeamos algún día.
Quiero salir a pasear nuestro perro juntos en el parque e imaginar que lo que soñamos va a ser realidad.
Si, el llegó a mi vida en el momento perfecto y se fue justo cuando tenía que irse.
Después de haberlo curado, después de que me hubo consolado.
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