sábado, 6 de agosto de 2011

como en mi cuarto desordenado...

He tenido varias recámaras...
La que tengo en mi casa, aquella que me construyeron mis padres, las 3 diferentes de cada dormitorio que comparti con compañeras de la universidad, la que comparti con una amiga en casa de su familia, aquella que me aventuré a compartir con aquella que decía llamarse mi amiga, alguna prestada por un par de meses por una de mis mejores amigas, la recamara en la que me encuentro ahora escribiendo, que me presta aquella familia que me ha adoptado en este plan misionero y aquellos cuartos de hotel que he rentado en varias ocaciones; pero el punto no es en cuantas camas diferentes he dormido ni en dónde he sido más ordenada, sino que al final del día, o al final de la semana hay que recoger por que naturalmente parezco un huracán que tiró, desparramó y revolivó todo a su paso.




Soy experta en hacer montañas de ropa, papeles, cuadernos, zapatos, bolsas, cintos, de cables electrónicos, y simpremente abrirme camino para poner un pie delante del otro y poder caminar. Pero tarde o temprano sé que tendré que dedicarle tiempo en vaciar el closet, limpiar, claisficar y acomodar. Y hacer lo mismo con mi cajonera, y con mi librero, y con mi maleta, y con mi escritorio, y con mi ropa sucia. y luego tengo que lavar la ropa y barrer, sacudir y trapear.

También sé que voy a terminar cansada, sucia, sudada y necesitaré un buen baño de media hora, pero al final podré sonreir y simplemente quedarme quieta contemplando un cuarto limpio y ordenado.



A veces eso pasa cuando hacemos las cosas, pasamos etapas y no nos detenemos a recoger. Queremos saltarnos a lo que sigue haciendo a un lado el desorden sin recoger, pero si no recogemos se hará mas grande la montaña de asuntos pendientes o mal acomodados.
Hay que ser ordenados en el proceso de hacer las cosas o detenernos de vez en cuando para evitar esta situación desagradable y necesaria.

Hoy quiero detenerme una vez más para acomodar y poner cada cosa en su lugar.
Aparte de mi cuarto y mi aseo personal, quiero dedicarle tiempo a organizar los archivos de mi computadora, mis correos electrónicos (que ya son como 4), mis blogs, actualizar mis páginas, y reoganizar mis prioridades, trazar nuevos planes, y ponerme retos. Hoy quiero sacar todo eso que llena mi vida y limpiar, organizar y acomodar aquello que quiero que se quede, limpiar lo que esta sucio con la ayuda de Dios y tirar lo que no sirve.

También quiero dejar espacio para lo que me hace falta y tengo que pedir a Dios, dejarle siempre su lugar. para después quitarme todas mis cargas y estar tranquila y en paz contemplando el orden que siempre debe reinar en un cuarto, en una vida verdaderamente cristiana.