miércoles, 14 de diciembre de 2011

parece fácil.

Se supone que nuestras decisiones se las dejamos a Dios y ya?
Más bien creo que tenemos que estar pendientes de lo que nos recomienda para nuestra vida, nos da la opción en frente y nos deja decidir.
En este momento siento que estoy a punto de ver claramente la siguiente recomendación, el siguiente paso, pero como que la neblina no se disipa, la cortina no se ha abirto totalmente para ver lo que hay enfrente. Me desespero, al mismo tiempo confío, me quedo congelada a la espectativa de lo que viene.
Le confío mi todo, si quiere que vaya a Maryland de nuevo voy... si quiere que vaya a Texas voy... si quiere que me quede en México me quedo, si quiere que me vaya a Timbuctú me voy, el proveerá si quiere que tenga un iPad la tendré si quiere que siga escribiendo en un cuadernito así lo haré no importa.
¿Cómo no confiar en el Rey del universo? ¿Cómo no dormir en paz bajo su cuidado? ¿Cómo no tener fe sobre su mano? ¿Cómo no desear estar con él ya?
¿Qué me pondré mañana? no sé, no importa. ¿A dónde iré después? no sé, mañana lo sabré y
mi Dios me guiará, solo él. :)

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