miércoles, 18 de marzo de 2009

en medio de todo...

No me he detenido a llorar. Pasó algo muy triste en mi familia, algo que debería destrozarme y hacer llamar a más de una persona y llorar con ellas por teléfono, pero simplemente no me he detenido a pensar, no me he detenido a escribir, ni un correo ni condolencias, ni saludos. Me siento mala amiga y me siento mala sobrina y prima.

Nunca me han gustado los velorios, entierros, etc. Gente llorando, y una atmósfera llena de tensión y nada por hacer. Nada que decir, todo que ver y callar. Esta vez, realmente no pude estar por tiempo y distancia, pero los medios nos acercan, pude haber escrito, pude haber llamado. No lo hice ¿Qué se supone que iba a decir? No sé que se dice en esos casos, y más por que es una persona que tu apreciabas tanto como un tío pero para ellas era, un padre, un esposo.
No se compara.

Será que desde que se descubrió el cáncer ya sentía tristeza y todos lo veíamos venir, que cuando mi papá me dijo que Tío Lorenzo estaba descansando, solamente lamenté no haberle dicho cuanto lo quería y lo que había significado en mi vida y en la vida de mi familia.

No logré decirle que seguí su sabio consejo al no convertir en dos, aquel año sabático que me tomé después de terminar la prepa. No le dije que fue lo mejor. No logré contarle que al seguir su consejo de no desesperarme por encontrar carrera y una universidad donde estudiar, logré escuchar que Dios me decía que aquí estaba bien, cuál era mi camino.

No le agradecí por aquella conversación fuerte que tuvo con mi padre cuando nadie más se atrevió pero casi me atrevo a decir que salvo su matrimonio. No le hice ver las cosas que Dios hizo en nuestras vidas a través de él.
Aquellos años seguidos que fuimos de campamentos los veranos y a la casa de su familia en navidad, fueron los mejores de mi vida. En ellos crecí y recibí una instrucción invaluable al lado de su familia que llegó a formar parte de la mía.

Aquel hombre grande, alto, fuerte, sano. Mi tío. No es hermano de ninguno de mis padres y no llevamos apeados similares pero es mi tío.

No me he detenido a llorar por él, por que ya no está en esta tierra. No sé si sea por que siento cierta paz. No conozco su vida completa, pero algo dentro de mi me inspira paz. Sé que no está cuidándome desde ele cielo y sé que no reencarnó en otro ser, sé que su cuerpo cansado y delgado, está de pie en algún panteón de Texas. No importa, sé que no le hubiera importado que no me importara. Ah! mi tío, no sé que diría en este caso, no se que consejo me daría para que no me sintiera triste, con estas ganas de llorar, sin lágrimas.

Sé que el dolor y las terapias han terminado, y sé que para él ya pasó lo peor. Sé que Dios quedará con nosotros y su familia, nuestra familia. Sé que Él me dirá que es lo qué decir cuando haga esa llamada, cuando vaya a aquella ciudad a la que fui hace varios años a visitar a mi Tío Lorenzo.

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