viernes, 22 de abril de 2011
por q todavia cuenta...
No importa que tenga 23 años...todavía me siento libre de festejar o al menos recordar el día del niño.
por que todavía me divierto al jugar video juegos, por que recuerdo las mil memorias que guardo como tesoro de mi feliz etapa de niñez.
llena de travesuras, maldades, risas, dulces, regaños, caídas, raspadas, correr, pasear, cuidar mascotas, peleas con hermanos, accidentes, juegos, regalos, familia, la volvería a recorrer y haría lo mismo.
creo que si una cosa cambiaría sería solo buscar pasar mas tiempo con los abuelos que se fueron cuando tenía solo 6 años y que recuerdo con mucho cariño, para atesorar un poco mas su aroma a jabón maja, su piel suavecita y sus abrazos tiernos que me sofocaban y de los cuales a veces quería escapar.
recuerdo las actividades en la iglesia, los campamentos, los amigos, el futbol, la comida nutritiva que me obligaba a comer y cuando nos íbamos a la casa del vecino solo para ver programas de televisión que nos prohibían en casa.
cuando mi hermano se callo en la bici por perseguirme y se callo y papá le escribió un corrido... a veces la extraño.. esa etapa, donde la palabra "trabajo" solo se atribuía a los padres y el dinero solo servía cuando uno necesitaba algo y solo abría la palma de la mano. y no la extraño por que no me costaban nada las cosas, al contrario, siento que mis padres siempre inculcaron eso en mi. que aunque había las posibilidades para comprar un juguete, tenía que trabajar para ganar al menos la mitad de el.
extraño poder decir todo lo que pienso sin censuras... sin preocuparme, sin "decencia" o preocupada por "lo que vayan a pensar o decir" por que esa inocencia de niño es la que te marca un parámetro inexistente de "decencia". No digo que no me sirva ahora, simplemente que a veces quisiera ser como "el principito" que ve a los grandes como de un planeta desconocido que les gustan los números y no ven las cosas que realmente importan.
me gustaría siempre tener el espíritu de una niña. aquella que se ponía a correr y a subirse a los árboles en vestido de iglesia, aquella que subía a los perros a la cama y llevaba galletas escondidas al baño para comer antes de que mamá sirviera los vegetales.
Hoy... recuerdo todo aquello que hice y deje de hacer, lo que dije y deje en secreto. aquellos juegos que entre hermanos disfrutábamos solos, o en compañía de aquellos que llamamos primos que no tienen relación de sangre con nuestra familia, pero que compartieron tantos juegos y actividades con nosotros, lo recuerdo y me río. Algún día quiero así jugar en la tierra con los carritos o las canicas, o jugar al futbol... con aquella energía que no se agotaba con aquella sonrisa y los cabellos despeinados y llenos de ramitas de árbol que volaban en el patio.
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